Mientras subía las escaleras, despacio, temeroso, pensaba la estrategia, que no tenía definida aún. Quizás poner previsibles excusas, usar la técnica del videoclub que si bien estaba ya obsoleta, en otros ámbitos podía ser útil, usar su innegable persuasión masculina que en situaciones así acompañaba a un balbuceo tartamudo muy elocuente.
Al fin el temido último peldaño, ya se podía divisar el mostrador de préstamo. Vaya además solo está la rancia.... Los tres libros que llevaba en la mano derecha empezaron a pesar un poco más, ya no había escapatoria.
-Hola, vengo a devolver esto -dice mientras deja los ejemplares sobre la mesa.
La empleada municipal los coge y se dispone a pasarlos por el lector de códigos de barras.
-Van con un poco de retraso.
-Entonces espere ahí- espeta ella levantando la cabeza y echándole una mirada severa, fulminante.
A él le empiezan a temblar las piernas, pero piensa, total tampoco es tan grave. No he robado nada y los libros vuelven sanos y salvos. Pero la actitud de funcionaria le inquieta sobremanera. Al fin ésta termina de pasar los códigos.
- Tengo que comunicarle que ha cometido una falta de Nivel II. Además es usted reincidente.
- ¿De nivel dos? ¿Eso que es? -Preguntó desconcertado.
- Sí, de Nivel II en la escala Dloppler-contesto molesta, no le gusta tener que explicar las cosas y menos a un infractor.
- ¿Hasta donde llega esa escala?
- Hasta 3 -responde cortante.
Parece algo serio reflexiona él.
- Tengo que comunicarle- vuelve a repetir ella -que según los preceptos de la Ley de Doppler, que antes de que me lo pregunte le diré que es el mismo señor que creo la escala pero no es el físico que estudio el efecto que lleva éste su apellido, tiene usted una condena de trece días de privación de libertad.
- !!Como!!
-Si señor mio, ya he llamado al ujier que le llevará a los calabozos de la biblioteca.
- Esto no puede ser, esto es kafkiano.
- Y claro no podrá solicitar ninguna lectura en este tiempo. Hay que ser más formal, señor mio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario