sábado, 23 de junio de 2012

ITV

Colas interminables de automoviles humeantes, garitas donde enseñar la documentación, cincuenta euros. Pones mala cara mientras la chica recoge la ficha técnica. El trámite prosigue y continuan las colas. Piensas aburrido en ese concepto supuestamente eficaz, cita previa.

Humo, ruido de acelerones, mundo masculino.

Mientras te abstraes y tratas de cambiar de escenario. No se estaría mal en una terracita, o dandose un garbeo con la bici. A tu alrededor un completo catálogo de personajes. El señor de avanzada edad con su viejo Mercedes, un comercial dicharachero charlando con los trabajadores que analizan los coches como doctores que bucean en el cuepo humano buscando síntomas y elaborando diagnósticos. El impaciente, que se fuma un par de cigarros agobiado, en la oficina tiene mucho curro. El pijo, con el cocodrilo en su polo del Factory. La chica que maldice su suerte, su novio con los colegas y ella comiendose el marrón. Avanzamos dos metros.

Al fin entramos en la nave, toma de datos: matrícula, número de bastidor... El joven rápido eficaz, muy madrileño. Otra parada, humos. Me hace gracia, ésta es una parte de las más temidas. Pocos piensan en su importancia, eso sí se mosquean de lo contaminado que está el aire que respiran y lo mal que le viene para sus alergias. Una de las fases más espinosas, una falta grave acecha. El conductor medio piensa en Winns, esos botecitos salvadores, carbonilla en el tubo de escape, tenía que haber cambiado el aceite...

Por fin elevadores, ya queda menos. El operario se mete en el foso y te indica rápido: mueve el volante, pisa el freno... Caballero tiene una pequeña fuga de aceite (uhm falta leve). Al fin la oficina, rezas para que todo haya salido bien, mientras esperas en otra cola.  Ventanilla. Caballero tiene la luz de posición trasera izquierda fundida, además de una pequeña fuga de aceite en el carter ( faltas leves por dios) duplica el nivel de humos (maldición, tienes que volver y repetir el proceso, te consuela saber que la cosa será más rápida)

El mecánico del taller del pueblo, un hombre tranquilo. Al fin alguien tranquilo, con el que puedes hablar. No te preocupes chaval, ¿qué tal tu chica? Esta tarde lo tienes. Da gusto, con la edad, rondará los sesenta, parece que la gente ve el mundo de otra manera, mucho más sabia.

Al día siguiente, otra vez... 


2 comentarios:

  1. Buen relato Adolfo. Te salen bien estas crónicas en las que situas formas disitntas de ver la realidad. Desdramatizar las cosas. Drama, matizar. Así sois los unedianos. Buena gente.

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  2. Gracias Ángel, por Olavide también hay muy buena gente.

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